miércoles, 14 de febrero de 2018

Bahá'u'lláh y Su Alianza

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                                         Bahá'u'lláh falleció el 29 de mayo de 1892 en su última residencia en Akka, Israel y sus   restos reposan en esta edificación construida en el mismo terreno de la mansión. (Tomado de Biblioteca Bahá´i)

"Estas santas Manifestaciones han sido para el mundo como la llegada de la primavera. Pues cada primavera es el tiempo de una nueva creación…"— ‘Abdu’l-Bahá
La Fe bahá’í comenzó con la misión confiada por Dios a dos Mensajeros divinos – el Báb y Bahá’u’lláh. Hoy, la unidad distintiva de la Fe que Ellos fundaron se deriva de las instrucciones explícitas dadas por Bahá’u’lláh para asegurar que Su guía continuara después de Su fallecimiento. Esta línea de sucesión, conocida como la Alianza, pasó de Bahá’u’lláh a Su Hijo ‘Abdu’l-Bahá, luego de ‘Abdu’l-Bahá a Su nieto, Shoghi Effendi, y, posteriormente, a la Casa Universal de Justicia, ordenada por Bahá’u’lláh. Un bahá’í acepta la autoridad divina del Báb y de Bahá’u’lláh, y la de estos sucesores designados.

El Báb »

(1819-1850)El Báb es el Heraldo de la Fe bahá’í. A mediados del siglo XIX, anunció que Él era el portador de un mensaje destinado a transformar la vida espiritual de la humanidad. Fue Su misión la de preparar el camino para la venida de otro Mensajero de Dios, más grande que Él, Quién inauguraría una era de paz y justicia.

Bahá’u’lláh »

(1817-1892)Bahá’u’lláh —la «Gloria de Dios»— es el Prometido anunciado por el Báb y por todos los Mensajeros divinos del pasado. Bahá’u’lláh entregó a la humanidad una nueva Revelación de Dios. De Su pluma fluyeron miles de versos, cartas y libros. En Sus Escritos, perfiló un marco para el desarrollo de una civilización mundial que tomara en cuenta tanto la dimensión espiritual como la material de la vida humana. Por esto, debió soportar 40 años de encarcelamiento, tortura y exilio.

‘Abdu’l-Bahá »

(1844-1921)En Su testamento, Bahá’u’lláh nombró a Su hijo mayor, ‘Abdu’l-Bahá, como el intérprete autorizado de Sus enseñanzas y Cabeza de la Fe. En todo Oriente y Occidente, ‘Abdu’l-Bahá llegó a ser conocido como un embajador de la paz, un ser humano ejemplar, y el principal promotor de la nueva Fe.

Shoghi Effendi »

(1897-1957)‘Abdu’l-Bahá nombró a Su nieto mayor, Shoghi Effendi, como Guardián de la Fe bahá’í. Durante 36 años el Guardián se dedicó sistemáticamente al desarrollo, profundización de la comprensión y fortalecimiento de la unidad de la comunidad bahá’í, a medida que esta crecía y reflejaba cada vez más la diversidad de toda la raza humana.

La Casa Universal de Justicia »

(establecida en 1963)
Actualmente la Casa Universal de Justicia guía el desarrollo de la Fe bahá’í en todo el mundo. En Su libro de leyes, Bahá’u’lláh dejó instrucciones para que la Casa Universal de Justicia ejerciera una influencia positiva en el bienestar de la humanidad, promoviera la educación, la paz y la prosperidad mundial, y salvaguardara el honor humano y la posición de la religión.                                               Tomado de www.bahai.org/es/

PÁGINA NO OFICIAL DE LA FE BAHÁ´I.


martes, 5 de septiembre de 2017

TOLERANCIA, PALABRA DE ORDEN




La mayoría de los libros sagrados, por no decir todos, tienen como ley fundamental el amor y la tolerancia entre los seres humanos.
Por eso, aterra ver como en estos últimos tiempos, la intolerancia no sólo por el color de la piel sino también por las creencias religiosas, se ha vuelto letal.
Este sitio pretende poner su granito de arena en favor de la comprensión, la amistad y el entendimiento entre los hombres de buena voluntad,  lo cual no nos inhibe de tener nuestras propias opiniones y darlas a conocer pero dentro del mayor respeto y con un lenguaje que invite a la reflexión más que a la discusión y abre, además su espacio, para publicar en el mismo espíritu a los que tengan ideas diferentes a las nuestras.
El fanatismo, en todas sus formas y en todos los credos, es lo que conduce a que nos convirtamos en Caínes de nuestros hermanos y el crimen contra el otro no sólo está dado en la muerte física, la más dolorosa de las pruebas de lo dañino de la intolerancia, sino también cuando usamos un lenguaje agresivo que hiere la sensiblidad de nuestro prójimo.
Esta tarea no es fácil porque incluso en muchas ocasiones quienes discrepan de nosotros lo hacen con las mejores intenciones de salvar nuestras almas para un mundo futuro. Y esto, en cierta, forma, habría que agradecerlo si el tono y la forma del lenguaje se vistiera con los adornos de la modestia y la cortesía. Y si al final nos diéramos las manos, cada uno con nuestros propios pensamientos libres de prejuicios. (Pedro J. Herrera Echavarría)